La repetición imprevisible de las crisis hace necesario el tratamiento con fármacos antiepilépticos.
Una crisis epiléptica es la manifestación clínica de una descarga eléctrica incontrolada en el cerebro. Por ello, según dónde se produzca esa descarga (o a las áreas a las que se propague), así serán las manifestaciones que tenga el paciente. Por ejemplo, si la descarga afecta al área cerebral responsable del movimiento, el paciente notará sacudidas incontroladas de una extremidad. Si afecta al área de la vista, verá fenómenos visuales anormales.
En ocasiones, la descarga se localiza en áreas cerebrales especiales, por lo que el paciente presentará una pérdida de conciencia, es decir, una desconexión con el medio que le rodea. Es lo que denominamos una crisis parcial compleja. En los casos en los que la descarga cerebral afecta a todo el cerebro, se produce la crisis generalizada convulsiva denominada "grand mal".
La ILAE (Liga Internacional Contra la Epilepsia) reconoce varios tipos diferentes de crisis epilépticas. Es importante intentar caracterizar con precisión el tipo o tipos de crisis que sufre el paciente. Los tipos de crisis reconocidos actualmente por la ILAE (International League Against Epilepsy) son las parciales y las generalizadas, que se explican en el siguiente apartado.